Según reza en las crónicas de la conquista de América escritas por Fray Joan de Viscasillas, recientemente descubiertas en el Castellar d'Indies de Sant Cebrià de Vallalta, estaba Colón un día paseando por los manglares cuando observó que unos indígenas parecían estar difrutando de forma inusual. Corroído por la curiosidad, Colón se acercó sigilosamente y vio que los indígenas se estaban introduciendo una banana por el lugar donde la espalda pierde su casto nombre, y que esto les parecía placentero. De vuelta a su camarote, Colón puso rápidamente en práctica lo observado y cuál no sería su adicción, que el resto de los marineros acabaron dándose cuenta de los manejos de su almirante. Averiguaron de dónde había sacado la idea, y se dirigieron a los indígenas para informarles de que Colón os copia. La información circuló desde entonces de boca en boca hasta que, 500 años después y por los usos del idioma, las palabras pronunciadas por los marineros se fundieron en una (colonoscopia), que es la que se utiliza para la exploración visual del intestino grueso.
Algunos se creen muy listos cuando defienden que colonoscopia procede del griego κόλον ('colon') con el sufijo también griego -σκοπία ('inspección', 'examen visual'); esta emitología no tiene sentido porque los griegos aún no habían descubierto América.
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