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7 abr 2022

La hélice α va antes que la hoja β y no es una espiral

Un día de diciembre de 1950, la sala de conferencias del Laboratorio Kerckchoff de Caltech estaba abarrotada a la espera de que Linus Pauling, con su exquisita capacidad para el espectáculo, presentara un modelo tridimensional de palillos y bolas (que tenía cubierto con una sábana) para la estructura principal de muchas proteínas. Unos meses después, ya en 1951, Linus Pauling y Robert Corey publicaron juntos nada menos que nueve artículos en el PNAS y uno en Nature sobre las estructuras proteicas regulares que estaban descubriendo. El impacto fue tal que en setiembre de 1951 la revista Life se hizo eco del hallazgo, con un titular un tanto excesivo donde decían que este par de químicos había resuelto la estructura de las proteínas, como si fuera tan fácil. La genialidad de Pauling para este hallazgo fue suponer que los cuatro átomos que participan en el enlace peptídico están en el mismo plano y en proponer que la estabilidad queda garantizada mediante puentes de hidrógeno entre átomos de una vuelta y la siguiente.

Pauling siempre había llamado a esta estructura una spiral (espiral), como se comprueba en una nota del 1950 en el J Am Chem Soc. Tan solo 4 meses después, ya en el prolífico 1951, publicaron otro artículo donde cambiaron la denominación a configuración helicoidal (helical), en concreto las hélices α y γ que aparecen en la imagen adjunta. El cambio no fue baladí, porque hélice y espiral no son sinónimos ni en inglés ni en español (aunque a veces se usen como si lo fueran). La diferencia es incluso matemática: un punto que se mueve en espiral rotará a una distancia cada vez mayor del centro del giro, esto es, el radio se va incrementando constantemente con el movimiento. En cambio, una hélice se define como una curva en la superficie de un cilindro de manera que la distancia del punto al eje de giro es constante. Los autores no cayeron en la cuenta del desliz: fue Jack Dunitz quien se lo indicó a Pauling. Hoy no nos cabe duda de que estos artículos también inspiraron el nombre de la doble hélice de DNA de Watson y Crick dos años después. 

También en 1951, Pauling y Corey publicaron la estructura de la hoja β, que recibió el apelativo de 'hoja' o 'lámina' (pleated sheet) por su aspecto plano en las proteínas fibrosas que habían analizado, y β porque se describió tras la α. Eran tiempos lógicos para la nomenclatura. En 1965 todos los implicados quedaron sorprendidos cuando se describió en las proteínas globulares que esas hojas (sheets) no formaban láminas plisadas (pleated) sino que estaban retorcidas (twisted). 

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