Para traducir su nombre y no usar uno de los sinónimos anteriores hay que saber de dónde viene ese Steel. Así denominaron en 1956 Sarvella y Russell al locus que lo codifica: el locus Steel (Sl). Estos ratones presentaban, entre otras cosas, problemas de pigmentación observables en el pelaje y los ojos. Aunque en el artículo no se explique la elección del nombre, traducirlo por factor Steel no me parece apropiado porque invita a pensar que lo describió un tal Steel, cuando no es el caso. Más bien parece que el locus se denominó Steel por el aspecto acerado o metálico del pelaje y las orejas.
En resumen, Steel factor significa realmente factor codificado por el locus murino Steel, que hubiese sido más afortunado denominar factor del (aspecto) acerado/metálico. Pero si queremos dejar Steel en el nombre, entonces deberíamos llamarlo factor Steel, con Steel en cursiva por dos motivos: por ser un extranjerismo y por hacer referencia a un locus genético.