Muchos conocemos e incluso disfrutamos del olor que produce la primera lluvia tras un largo período de sequía. Este aroma ha sido bautizado como petricor (petrichor), por la unión de dos palabras griegas: πέτρα (pétra) que significa piedra e ἰχώρ (icór; ichor transcrito al inglés), palabra con la que se hacía referencia al líquido que fluía por las venas de los dioses en la mitología griega, y que también estaba en la ambrosía o néctar. Apareció por primera vez en 1964 en la revista Nature acuñado por dos geólogos australianos, Isabel Joy Bear y Roderick G. Thomas. Un año después, la palabra aparecía en el título de un nuevo artículo en Nature.
Bear y Thomas describieron que el olor se debía a la evaporación de un un aceite exudado por ciertas plantas durante periodos de sequía al que se añadían otros compuestos volátiles generados por los microorganismos del suelo, principalmente las actinobacterias y, en menor medida, las cianobacterias y algunos hongos. Entre la media centena de compuestos responsables del petricor destaca la geosmina (geosmin), que significa en griego «aroma de la tierra». Este mismo compuesto produce aromas desagradables en el vino que los catadores denominan aromas terrosos, es característico de las aguas residuales, y es también responsable del sabor a cieno de las carpas.
¡Ah! No busques estos términos en el DLE porque, como otros tantísimos términos científicos, no vienen. En el VCTRAC se recoge geosmina y en el Oxford Reference encontrarás petrichor.
Magnífico apunte Gonzalo!
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