Es muy habitual que los términos acabados en -filo o -fila los hagamos esdrújulos porque suelen formarse con el sufijo griego -φιλος (
-philos, amante de). Tenemos así de hidrófilo, bibliófilo, necrófilo, pedófilo y zoófilo, entre otros. Entonces, ¿por qué son llanas las palabras
clorofila,
esporofilo,
anisofilo,
calofila, macro- y microsporofila, o
monofila? Pues porque se forman con otro sufijo griego: φύλλον (phýllon, hoja). Una manera de distinguirlos es que los esdrújulos son adjetivos que proceden de un sustantivo que acaba en -filia (hidrofilia, bibliofilia, necofilia, pedofilia, zoofilia, etc.), mientras que los otros, o son ya son sustantivos, o no proceden de un sustantivo terminado en -filia.
Una vez sabido esto, no debe extrañarnos que el término
xantofila (
xanthophyll), que reúne los carotenoides pigmentados que proporcionan a las hojas secas su característico tono (así como el código alimentario E-161), sea una palabra llana (como viene en el
VCTRAC). Sus formantes vienen del griego xanthos (ξανθός, amarillo) y phýllon (φύλλον, hoja).
¿Acaso habrá quien lo use como esdrújula (
xantófila)? Pues sí, son una legión, empezando por la
Wikipedia, los
códigos alimentarios, diccionarios como el
Collins o el
DEIA, para acabar en infinidad de blogs y páginas dedicadas a la alimentación. Así que ya podéis empezar a recomendar a diestro y siniestro aquello de «cópiame 100 veces "xantofila es una palabra llana, no esdrújula"».
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