
Estos ácidos nucleicos esféricos (spherical nucleic acids) o ANE (SNAs) presentan propiedades únicas que están revolucionando el diagnóstico molecular, la regulación génica, la medicina e incluso la ciencia de los materiales. Su naturaleza «pegajosa» (como el velcro) hace que las células los capten con facilidad, donde gracias a la secuencia y disposición de los oligonucleótidos, silencian (tratamiento, regulación) o detectan (diagnóstico) la expresión de un gen. En cambio, cuando se expresa el gen destinatario, no pasará nada aunque estén dentro de la célula. De ahí que se estén realizando ensayos clínicos para usar los ANE en tratamientos dirigidos, selectivos y sin efectos secundarios.
Sí, reconozco que el nombre no les hace mucha justicia en español (ni en inglés). Quizá hubiera sido más razonable llamarlos esferas de ácidos nucleicos, pero entonces no podría haber empezado esta entrada con la frase con la que la he comenzado, puesto que todas las estructuras nucleicas se caracterizan con un adjetivo, no con un sustantivo.
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